Opinión
Pendiente no, píldora sí
Lo que son las cosas. Entro en una farmacia donde me preparan una maravillosa crema para estas arrugas que, aunque sean bellas para Adolfo Domínguez, a mí no me molan nada, y el señor farmacéutico, súper amable, me pregunta si soy yo la que escribe en LA NUEVA ESPAÑA. Yo, pelín avergonzada, pero desde luego agradecida, le contesto que sí, y me dice que le gustan mucho mis artículos. Le di por supuesto las gracias, porque me encanta que esto, que cada día me cuesta un poco más, sirva para algo, y haya lectores que disfruten con estas pinceladas.
En la conversación le comento: Sí, y mire, hoy tengo que escribirlo y estoy en blanco. Después de 25 años, ya no sé de qué escribir. El caballero me dijo con una sonrisa: mire, le puedo dar un tema. Y me cuenta una anécdota que, si no fuera porque me lo sé todo, me pondría los pelos de punta: "Una vez nos llegó una denuncia por haberle puesto un pendiente sin permiso paterno a una chica que era menor de edad, pero parecía mucho mayor. Pues el otro día, llegan unas chicas y, ya escarmentados, les pedimos el carnet de identidad porque pedían la píldora del día después y entonces, su mujer, que es la farmacéutica, comentó a aquellas niñas, que parecían unas niñas, que tuvieran cuidado, que prevenir no era solo por el embarazo, que también había problemas de enfermedades sexuales, a lo que una de ellas contestó ofendida: ¡no, si ahora no vamos a poder ni follar!
Antes de salir de la farmacia, le expliqué que últimamente yo veía esas cosas a menudo, pero no en niñas de 16, sino de 15 y de 14. Salí pensando que vaya mundo estamos viviendo. Las niñas de 16 años pueden pedir la píldora del día después, e incluso abortar si no funciona, pero no puedan ponerse un pendiente en la oreja, porque supongo que es atentar contra su integridad, su salud mental y profanar su inocente cuerpo. Es urgente entonces que sus padres estén al corriente. Manda... manda. Comentando con aquí, el padre de mis hijos, llegamos a la conclusión de que aquello de educación afectivo-sexual quedó exclusivamente en lo segundo, quitando también por supuesto la palabra educación. Solamente sexual. Que por eso, en tres años han subido las enfermedades de transmisión sexual un 43%, algo increíble y que denota cómo se vive el sexo entre los adolescentes, entre los niños que aún no han concluido su madurez cerebral. Pero, eso sí, controlemos, por Dios, no se vayan a poner un pendiente sin nuestro permiso.
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