Cómo hacer croquetas: de la receta clásica a las combinaciones de ingredientes más originales
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No hay un buen aperitivo en España sin croquetas. Se trata de un plato icónico en nuestra gastronomía que, además, nos retrotrae a los sabores de la infancia como le sucedía al protagonista de la novela En busca del tiempo perdido de Marcel Proust al probar las magdalenas.
Además de volver a los sabores clásicos, como puedan ser las de jamón o pollo, las croquetas permiten combinar ingredientes muy diferentes como queso, espinacas, setas o berenjena. Hay dos secretos que permiten dar con la clave para hacer las mejores croquetas: el primero está en cómo se fríe, ya que hay que utilizar una freidora o una sartén profunda para poder cubrir la croqueta de aceite y no tener que darles la vuelta con el riesgo de que se deshagan. El segundo consiste en que la bechamel sea ligera y cremosa.
Este 16 de enero se celebró el Día Internacional de la Croqueta, así que no hay mejor momento para probarte en la cocina con este aperitivo sabroso y diverso.
Croquetas de jamón y huevo duro
Para preparar este aperitivo hay que pedir en la charcutería que nos den los restos del jamón que no sirve para lonchas y que resulta más barato. Lo picamos en tacos pequeños. A continuación, nos disponemos a preparar la bechamel y mezclarla con los trocitos de jamón. Para ello ponemos en la sartén harina y mantequilla y en cuanto esta se encuentre fundida, le añadimos la mitad del jamón para que se integre en esta masa, llamada roux. Añadimos leche a chorritos muy despacio para que la masa la vaya absorbiendo y no se hagan grumos.
Por otro lado, cocemos los huevos y los picamos también en trozos muy pequeñitos. Al tiempo que la bechamel se va espesando le añadimos un poco de sal y cuando esté prácticamente a punto, le añadimos el jamón y el huevo. La señal de que la masa está lista la tendremos cuando se llene de burbujas y se formen caminos en la sartén cuando pasamos la cuchara.
Dejamos enfriar la bechamel en una fuente y la cubrimos con papel film. Cuando esté fría hacemos la forma de la croqueta y las envolvemos en pan rallado y huevo batido. Por último, las freímos en tandas de cuatro o cinco con el aceite de oliva muy caliente.
Croquetas de pollo
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Otra de las recetas clásicas de croquetas son las de pollo o pollo y jamón. En el caso del pollo, hay que introducir la pechuga en la leche una vez que hayamos limpiado la piel, los huesos y la grasa. Ha de estar cocida, escurrida y enfriada y cortada en trocitos pequeños. A la hora de sazonarlas le añadimos un poquito de sal y nuez moscada.
Ya que nos hemos puesto con las manos en la masa, lo ideal es hacer más cantidad de croquetas de las que nos vamos a comer y congelar para otra ocasión.
Croquetas de cocido
Las croquetas son el plato perfecto para aprovechar sobras. Otras de las croquetas más famosas son aquellas que hacemos con los restos de carnes del plato de cocido.
Son muy similares a las croquetas de pollo, aunque se le añaden otros ingredientes del cocido como el chorizo o la morcilla. Hay que picar muy fino los restos del cocido y pochar cebolla en una sartén con aceite, si es de nuestro gusto.
Croquetas de boletus
Las croquetas de boletus tienen un sabor suave y exquisito. Se pueden preparar tanto con estas setas frescas o deshidratadas. En el caso de estar frescas sumergimos los boletus en un recipiente con agua y dejamos que se hidraten durante treinta minutos. El agua de remojo de las setas adquiere su sabor y se convierte en una aliada hacer más sabrosa la masa de las croquetas.
Previamente, hay que limpiar bien los boletus, cepillándolos con suavidad. En una cazuela calentamos aceite y mantequilla y cocinamos ligeramente los boletus picados. También pelamos y picamos la cebolla y la pochamos a fuego lento. Añadimos los boletus picados a la sartén cuando la cebolla esté tierna y lo rehogamos un par de minutos. Continuamos con el resto de proceso y lo sazonamos con sal, pimienta y nuez moscada.
Croquetas de bacalao
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Las croquetas de bacalao son otro clásico. Lo que hacemos es rehogar en la mantequilla el bacalao desalado y desmigado, lo retiramos y los volvemos a incorporar cuando la bechamel ya esté lista. Tras ello, lo mezclamos y dejamos enfriar y, a partir de ahí, formamos las croquetas, las empanamos y freímos en aceite caliente.
Croquetas de garbanzos y berenjena
Estas croquetas se encuentran a medio camino entre las croquetas de berenjena sin bechamel y el clásico falafel. Este aperitivo hecho con garbanzos y berenjena es 100% vegetal. Para prepararlas envolvemos la berenjena en papel film y la introducimos en el microondas durante unos diez minutos. Dejamos que se enfríe. Al mismo tiempo, escurrimos los garbanzos y los batimos. Incorporamos dos cucharadas de harina de garbanzo, el curry, el comino, la sal de ajo y la sal y seguimos triturando.
Abrimos por la mitad las berenjenas y retiramos la carne. La agregamos al vaso del robot y trituramos de nuevo hasta obtener una pasta homogénea. A continuación, la dejamos enfriar en la nevera. Preparamos una papilla ligera con el resto de la harina de garbanzo y agua. Colocamos la harina en un plato hondo y añadimos agua poco a poco hasta conseguir la consistencia de un huevo batido.
Hacemos las croquetas y las pasamos por la mezcla anterior y pan rallado. Como siempre, las freímos en aceite caliente hasta que estén doradas.
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