Del 'true crime' al 'country noir': la nueva generación de la novela negra
A la primera línea de la ficción criminal en nuestro país se suma un heterogéneo ejército de voces
Hay que destacar la creciente presencia de investigadoras femeninas en el rol principal
Jo Nesbø: «¿Novela negra? Sólo hay buena o mala literatura»

No se trata de una cuestión de edad, ni tampoco de género o de origen, sino de visibilidad en los espacios destacados de nuestras librerías. Es allí donde tanto los lectores como los profesionales del mundo del libro se darán cuenta, con solo echar un ... vistazo a las mesas de novedades y a las estanterías, de que a la buena salud de la primera línea de la ficción criminal en nuestro país –donde nombres como Alicia Giménez Bartlett, Dolores Redondo, Mikel Santiago o Lorenzo Silva garantizan que el 'noir' lidere las listas de ventas– se suma un heterogéneo ejército de voces por el momento menos populares, pero responsables de que los cimientos de la novela negra nacional sean ahora mismo capaces de resistir un terremoto de magnitud nueve en la escala de Richter.
Esta tendencia, un fenómeno que se ha consolidado a lo largo del último lustro gracias a títulos como los excelentes 'En la sangre', de Laura Gomara (Roca, 2019); 'Las madres no', de Katixa Agirre (Tránsito, 2019); o 'Lodo', de Julen Azcona (Dos Bigotes, 2021), nos muestra un perfil de novelista más híbrido, al que intuimos capaz de ponerse a prueba en otros territorios, más allá del crimen, y una variedad de temas y escenarios que atraen a un público interesado en alejarse de lo meramente comercial para sumergirse en otra clase de abismos, tal vez menos efectistas, pero sin duda igual o más profundos e interesantes.
Desde AdN, uno de los sellos editoriales que más apuesta por las nuevas plumas de la intriga, casa española de gigantes como Michael Connelly o Guillaume Musso, su responsable, Fernando Paz, coincide con este planteamiento al reflexionar acerca de la actual deriva del género y su evolución: «Uno de los cambios más significativos ha sido el auge de la narrativa nacional. Actualmente contamos con autores que están a la altura de cualquier escritor internacional traducido, y que han conseguido que la novela negra española tenga una identidad propia y reconocible. En cuanto a tendencias, hay subgéneros que están viviendo una auténtica eclosión. El 'country noir' está cobrando mucha fuerza con historias que se alejan de los entornos urbanos y encuentran en el mundo rural el escenario perfecto para el crimen. Otros géneros, como el 'true crime', también han ganado terreno. Y además hay que destacar la creciente presencia de investigadoras femeninas en el rol principal, no solo en novelas escritas por mujeres, sino también en la obra de autores masculinos».
Paz contribuyó a esa «eclosión» del 'country noir' patrio, que él mismo menciona, con la publicación en 2018 de la oscurísima 'Los Caín', la ópera prima de Enrique Llamas, y en la actualidad continúa alimentando la hoguera del crimen literario con el impulso de autores como Óscar Montoya, cuyas historias son una mezcla de humor y sordidez; Nuria Bueno, que en 'Amazona' se centra en la violencia machista; o Rafa Luján, que acaba de estrenarse con 'Ana que fue pop'.
Junto a AdN, y ante este panorama tan fértil, son legión las editoriales que garantizan temporada tras temporada el avance de esta imparable retaguardia. Entre ellas, en el terreno independiente, la prolongada trayectoria de Siruela Policiaca ha llamado nuestra atención, por citar solo algunos ejemplos, sobre 'La patria de los suicidas', de Pascual Martínez; la serie de la teniente Blecker y el brigada Cano, de Teresa Cardona; o 'Hierro viejo', de Marto Pariente, que llegó al sello tras el éxito de 'La cordura del idiota' (Versátil Ediciones, 2019) y ha sido fichado para el prestigioso catálogo de la francesa Gallimard.
Ficción criminal
Alrevés, RBA, Libros del Asteroide o Nocturna –el hogar del detective privado Albert Larten, que protagoniza la imprescindible 'Llevar en la piel', de Luisa Etxenike– se suman también a la tarea de afianzar la red de nuestra ficción criminal y no dejar sin leña un fuego que, cada vez, brilla con más fuerza; tarea a la que tampoco renuncian los grandes grupos.
Desde Random House, Reservoir Books, que cuenta con una de las líneas más interesantes del sector, por lo que a novela canalla se refiere, acaba de presentar 'Han cantado bingo', de la joven Lana Corujo (Lanzarote, 1995), también ilustradora, y, en Ediciones B, Javier Rovira (Almería, 1967) ha publicado hace unas semanas y tras el éxito estimulado por el boca-oreja de su propuesta anterior, 'Mala mar' (RBA, 2022), 'Los amigos fieles', que centra su trama en uno de los temas que obsesionan al escritor: «Me inquieta mucho el mal que pueden esconder las personas cercanas que supuestamente nos quieren. Me refiero a la familia, a los amigos, a las parejas... La traición de quien está a tu lado suele hacer mucho daño, y además nos deja completamente pasmados y a la intemperie más absoluta, porque nunca se ve venir. Y después, claro, puede llegar la venganza, que es el otro concepto clave, junto a la traición, que está siempre presente en casi todo lo que escribo. Me gusta además que el conflicto se resuelva en casa, sin necesidad de investigadores externos, que sean los propios protagonistas y sus entramados psicológicos quienes desvelen poco a poco lo que ocurre».
Límites del género
Las palabras de Rovira reflejan la expansión de los límites del género en cuanto a temas y protagonistas. Pero, además, 'Los amigos fieles', ambientada en el Cabo de Gata, es una buena muestra de otro de los puntos clave de esta avalancha de opciones: la descentralización.
Que hay vida y crimen fuera de Madrid y Barcelona es algo que Juan Carlos Galindo (Segovia, 1979) sabe muy bien. El periodista especializado en ficción criminal empezó a escribir sus propias novelas, protagonizadas por el también periodista Jean Ezequiel, con los 40 años ya cumplidos. Fichado por Salamandra, publicó 'Hontoria' en 2023 y ahora se encuentra inmerso en la promoción de 'Muerte privada', la segunda entrega de 'Segovia Noir', que ha agotado en solo unas semanas su primera edición.
«Con mi literatura pretendo llegar a ese rincón que solo puede investigar la novela negra, que es esa parte de sombra que al final tenemos todos –explica–. Me interesa el lado oscuro del ser humano, me interesa reflejarlo en la literatura y, sin frivolizar, entrar de lleno en el entretenimiento, en despertar en otros la pasión lectora, que yo siempre he sentido».
Supervivencia
Y es que tal vez sea ese el secreto (y la razón) responsable de garantizar la supervivencia de la novela negra a largo plazo: la combinación perfecta, cuando quien cuenta el misterio sabe lo que maneja entre las manos, de entretenimiento y amplitud de miras, de enriquecimiento de nuestra visión del mundo.
«Es difícil hacer predicciones –dice Fernando Paz, que completa con su reflexión la nuestra–, pero yo creo que puede pensarse que el género negro tiene un futuro sólido y una base de lectores en constante renovación. A medida que nuevos autores entran en escena (o los ya existentes), incorporan elementos del mundo contemporáneo que resultan atractivos para nuevas generaciones de lectores. Hoy en día, la inteligencia artificial, la ciberdelincuencia, la vigilancia masiva y el control de la información, por dar algunos ejemplos, están generando historias con un enfoque tecnológico muy innovador y actual».
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